Pensar el mundo para conocerlo
Protagonizar para transformarlo
Convocamos a un proceso abierto y participativo para pensar y actuar en conjunto en pos de un Proyecto Alternativo de Igualdad antagónico al proyecto de desigualdad del capitalismo neoliberal.
Convencidos de que, si no creamos, sino inventamos, erramos. Sobre todo, si se aceptan los límites al pensamiento crítico y a la acción transformadora que impone el dogma basado en los intereses del 1% más poderoso del mundo y también del país.
La denuncia de la desigualdad entre pueblos, naciones y seres humanos junto con las aspiraciones y las luchas por más igualdad deben transformarse en la base de Proyecto Nacional del Siglo XXI.
Los CABILDOS POR LA IGUALDAD son una gran convocatoria para pensar creativamente y actuar patrióticamente. Hay que desatar la potencia revolucionaria de la democracia y eso se logra desafiando el pensamiento único, deconstruyendo los discursos naturalizadores de la desigualdad y su sombra, el posibilismo como la ideología donde siempre hay una razón de estado para no hacer lo que se debe hacer.
Un mundo injusto y depredador
Vive el mundo un momento trascendente, diversas crisis se cruzan y transforman en urgente la necesidad de una alternativa diferente de organización social.
El sistema del mundo actual, el capitalismo realmente existente, ha mutado hacia un capitalismo de catástrofe, que es su forma de existencia y lleva a la humanidad al borde del abismo.
La revolución conservadora desde 1980 ha cambiado el mundo y fue el estandarte de una transformación del capitalismo. Del Estado de bienestar en el centro del sistema y en menor medida en su periferia que durante décadas, a partir del final de la segunda guerra, construyó más igualdad y derechos, se mutó a la ideología y la práctica neoliberal que forjaron un nuevo orden en el que se trasladó el epicentro de la fracción dominante hacia el capital financiero con impactos negativos tanto en el centro como en la periferia del denominado “mundo occidental”. Se destruyó el Estado de bienestar, se concentró la economía, se expulsó a grandes porciones de la población fuera de los beneficios del crecimiento y se desarticuló la soberanía de los países.
El resultado: altísimos niveles de pobreza, indigencia, desocupación, hambre y falta de escolaridad y salud. Destrucción de lo público cuando el mundo más lo necesita. La teoría del derrame fue y es la estafa más grande que vivió la humanidad. Es el tiempo de la mayor desigualdad.
En tiempos de pandemia global se ve con crudeza que todo el desguace de los sistemas de salud pública en aras de mercantilizarla al punto de desconocerla como un derecho provocó tanto muertes evitables como pérdidas considerables en la calidad de vida, aumentando dramáticamente la brecha de desigualdad en las condiciones sanitarias de las poblaciones.
Mientras ello ocurre los supermillonarios eluden, evaden los impuestos, logran leyes para exenciones fiscales con la promesa de inversiones.
Un mundo tan desigual donde el 1 % más rico posee más riqueza que el resto del planeta.
Argentina un país profundamente desigual
En nuestro país la concentración de la riqueza y la desigualdad es una constante de los tres ciclos de programas neoliberales que hemos vivido. Por el contrario, los períodos de disminución de la desigualdad coinciden con las etapas de impulso del ensanchamiento del mercado interno, del consumo y de la sustitución de importaciones y desarrollo de la producción y el valor agregado a la producción local.
En 1974 la diferencia entre el 20 % más rico y el 20 % más pobre era de 7 veces, similar a la de los países desarrollados. Luego, durante el ciclo menemista, llega en 1998 a 13,47 veces.
En 2019 la diferencia entre el 10 % más rico y 10 % más pobre es de 21 veces. En el 2020 el 10 % de la población más rica pasó a percibir 19 veces más ingresos que el 10 % más pobre.
El ciclo neoliberal de la Alianza Cambiemos agravó los problemas estructurales de desigualdad, pobreza e indigencia, como también produjo un descenso pronunciado del valor de los salarios de los trabajadores y las trabajadoras medidos en moneda constante. La pandemia y la debilidad de las medidas estructurales para enfrentarla, agravó aún más la catástrofe social.
Los índices sociales que nos ha dejado el proceso en análisis muestran la gravedad de la situación. El 42 % de la población es pobre y en las niñeces la pobreza trepa hasta el 57,7 %.
La desigualdad en el país no es solo de ingresos, se expresa con crudeza en la desocupación y la calidad de los empleos, en la discriminación hacia los pueblos indígenas, en las brechas de género, en la educación, el conocimiento y la tecnología, en el machismo y clasismo del poder judicial, en la violencia institucional, en el hábitat y la vivienda, entre otros. La propia democracia está cruzada por una desigualdad profunda.
Otra de las claves para analizar la desigualdad en nuestro país es la persistencia del latifundio y la tendencia a la concentración de la propiedad de la tierra, sumada a la extranjerización de esta y la expulsión de pequeños/as y medianos/as productores.
La concentración de la riqueza y la desigualdad son una ecuación inseparable. Y en el país conforma una tríada con la propiedad latifundista y la extranjerización de la tierra. Construyó un país que se dice federal, pero es profundamente unitario y centralista.
Los Cabildos por la Igualdad son un lugar de encuentro, debate y propuestas para cooperar en esta tarea colectiva de construir una alternativa al modelo desigualitario, al capitalismo de la catástrofe. Pensar el mundo y la Argentina para poder transformarlos. Somos activistas contra la desigualdad y militantes por la igualdad.